jueves, 2 de abril de 2009

MALVINAS... ese viejo dolor





Caminan los pueblos de la patria, con sus recuerdos a cuestas.
Como unos Cristos modernos, sufriendo en silencio las secuelas de nuestro olvido.
Algunos intentan modificar esa situación pero es poco lo que logran.
Fueron los "chicos de la guerra"... pero pasaron ya veintisiete años y ya son hombres con todas las letras.
Seguimos en deuda con ellos y con sus familias.
¿ Qué podemos hacer cada uno desde su lugar para llamar la atención de gobernantes y legisladores de cada ciudad donde habitan para que se pregunten qué necesitan y en qué podemos servirles ?
A ellos, los que dieron todo lo que tenían por la soberanía de la patria.
También en Chascomús ´viven veteranos de Malvinas. Vargas y Mouján ya no están. El resto está tratando de mantener encendida una antorcha que comenzó con la construcción del monumento a la causa malvinense en esta villa lagunera como la llamaba Don Juan Luzian. Desde la memoria para que las heridas no duelan tanto, para que nuestra gente sepa,tenga presente que nuestra soberanía es irrenunciable, que Argentina seguirá reclamando el cumplimiento de las leyes del derecho internacional.
El papa Juan Pablo Segundo dijo en una oportunidad que hay que evitar el siempre injusto fenómeno de la guerra, que la paz siempre es posible mientras siga en pie la mesa de negociaciones.
Chabuca Granda se opuso a la guerra manifestando con gran sabiduría que debía evitarse o en este caso debía terminarse y negociar... aunque pasara otro siglo para recuperar las islas, ya que ellas siempre estarían allí y sin embargo la vida de los soldados caídos no podrían recuperarse.
La guerra nunca más en la Argentina, pero si un recuerdo permanente a esos hombres de Malvinas, a los que quedaron en ese suelo, a los que estuvieron bajo bandera, a los que se fueron por propia voluntad años después de estos hechos, a los que peregrinan aún, muchos sin trabajo, muchos sin salud, muchos sin vivienda...
Porque la paz es el imperio de la justicia... y porque justicia es dar a cada uno lo suyo.
Eva Lucero de Ortega
2 de abril de 2009

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